Dicen que toda aventura polar entraña algún tipo de sufrimiento. El 27 de julio entablamos nuestra primera gran batalla contra el hielo. Y la perdimos. Nunca olvidaré el estruendo producido por los golpes de los hielos contra el casco. Las carreras desde las camas a cubierta. Y las largas horas de miradas esperanzadas y nerviosas tratando de atisbar una salida en el laberinto de hielo.

El Northabout en medio del hielo
Dos días antes entramos en la bahía de Inglefield -una vasta abertura de 60 por 20 kilómetros- como vikingos en el paraíso. Admirando la luz blanca invernal rielando en el agua donde los pequeños pájaros guillemot se zambullían en busca de presas. El sol de medianoche nos calentó el ánimo; por lo que, al fondear en Qaanaaq, nuestro punto de partida, lo celebramos con unas catas de vodka Berezka al estilo ruso.

Qaanaaaq tras un iceberg
– Aquí estoy yo sola con dos enfermeras. Cuando hay una emergencia se tarda tres días en evacuar a un enfermo en avión. Y eso con buen tiempo. Muchos han muerto aquí mismo mientras esperaban.

Vista de Soriapaluk
En la cercana aldea de Soriapaluk, auténtica parada fronteriza donde aún se desplazan en trineo de perros y se cazan la morsa, el narbal y el buey almizclero, empezaron a hacernos mella los días y noches de navegación casi ininterrumpida (trabajábamos en parejas, en turnos de tres horas cada seis horas, haciendo de todo).
Tanto en Qaanaaq como en Soriapaluk nos vimos obligados a pelear con el hielo cada vez que fondeábamos. Apartando enormes hielos con dos pértigas de fibra. Pero aún no sabíamos la que nos esperaba.

En primer plano Miguel Gutierrez
Me dijo: conozco la zona a la que se dirigirán mañana. Suelo ir allí a por bueyes almizcleros. Si navegan en esa dirección quedarán atrapados.
Se espera para esta noche viento del suroeste. Toda el área será en unas horas una trampa de hielo compactado, de banquisa. Hace una semana dos pescadores quedaron atrapados allí tres días en una lancha. Y eso que era un bote pequeño y muy rápido.
ÚLTIMAS ENTRADAS
12.- Los inuit: un pueblo en la encrucijada
Grise Fiord es un grano de arena humano en una inmensa isla del tamaño de Inglaterra. Solamente 140 personas habitan esta aldea que es el único asentamiento de Ellesmere, la ínsula más septentrional del Ártico canadiense. Lo demás es naturaleza desatada y de una severidad implacable.
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11.- Hacia las montañas sin nombre
El 8 de agosto marchamos remontando el glaciar cargando el equipo sobre pulkas o trineos. Queríamos ascender el más alto pico del entorno. Estábamos en las montañas que circundan el casquete polar Manson, la denominada Tierra de York del Norte. Se trata de un territorio remoto en blanco sobre el mapa.
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10.- Un mundo perdido
Hubo una película -adaptación de un relato de Julio Verne- que marcó mi infancia. Iba de unos exploradores que sobrevolaban en dirigible la Groenlandia inexplorada. Descubrían, entre otras maravillas, una comunidad vikinga superviviente, además de una bahía perdida en el tiempo y la bruma donde las ballenas iban a exhalar su último aliento.
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9.- El tiempo manda
Todo el mundo tiene un plan hasta que le han tumbado. Yo tenía un plan. Había estado muchas horas observando las cartas de hielo, las imágenes de satélite del Sentinel -enviadas y analizadas por el experto Íñigo Orue- y las cartas marinas y había observado lo siguiente: el Estrecho de Nares es como una pista de bolos.
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8.- Soriapaluk, una aldea en la frontera del frío
El día 1 se presentó frente al Northabout una lancha rápida. Se trataba de una visita. El cazador Pullaq Ulloriaq y su hija Bebiane nos honraron con su presencia a bordo. «Los inuit son herméticos y desconfiados con los extranjeros. Es difícil que consigáis contactar», nos habían advertido algunos expertos.
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7.- Derrota en el Estrecho de Smith (Crónica 2)
La carta de hielo, instrumento indispensable para quien transita por mares helados, daba pie a cierta esperanza: hasta el Cabo Alexander, punta más occidental de Groenlandia, solamente un tercio de la superficie del agua estaba cubierta de hielo. Suficiente para nosotros. Así que marchamos a través de un laberinto blanco esquivando témpanos gracias a la pericia como timonel de Aitor Basarrate.
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6.- Derrota en el Estrecho de Smith (Crónica 1)
Dicen que toda aventura polar entraña algún tipo de sufrimiento. El 27 de julio entablamos nuestra primera gran batalla contra el hielo. Y la perdimos. Nunca olvidaré el estruendo producido por los golpes de los hielos contra el casco. Las carreras desde las camas a cubierta. Y las largas horas de miradas esperanzadas y nerviosas tratando de atisbar una salida en el laberinto de hielo.
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5.- Fantasmas del mar de Baffin
Hay pocas experiencias en la vida más inquietantes que ver aparecer un iceberg entre la niebla. Lo vimos el tercer día de navegación desde Upernavik hacia el norte por la bahía de Melville; por supuesto, no era el primer bloque helado flotante con que nos topábamos; pero este venía velado de misterio por una bruma oleaginosa, típica en esta área del mar de Baffin.
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4.- Naufragios y carpaccio de beluga
Una boda inuit es una extraña mixtura entre tradición y modernidad. Destacan los trajes tradicionales: Los novios visten a la antigua usanza, él con anorak blanco y ella con un colorido abrigo; y ambos con pantalones y botas de piel de foca. Tuvimos la fortuna de ser invitados a su boda por Nunarleq Mathaussen, un puro inuit que se casaba con Ane, una chica local con rasgos nórdicos.
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3.- Quijotadas árticas y otros imprevistos
La gente viene al Ártico con la esperanza de ver cosas nuevas y maravillosas; de traerse en su faltriquera algo que contar que realmente merezca la pena.
Los afortunados asisten a una aurora boreal, divisan una formación de ballenas o descubren al oso polar en el momento de desayunarse con alguna foca;
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2.- El estrecho de Nares, las puertas del infierno blanco
De tener éxito la Mars Gaming Northabout Expedition, será la primera vez que un equipo español alcanza el Polo Geomagnético. Pero lo más interesante es el propio territorio donde se desarrollará la apuesta. Auténtica “puerta del infierno blanco” el estrecho de Nares (que la expedición piensa atravesar) fue el paso escogido por numerosas expediciones a lo largo de la historia para alcanzar por mar el Polo Norte, pues se pensaba erróneamente que tras la barrera de hielo existía un mar templado.
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1.- Mars Gaming Northabout Expedition
Expoloración como denuncia del cambio climático
La aventuras dan comienzo en los escenarios menos probables. La «Mars Gaming Northabout Expedition» dio el pistoletazo de salida una noche embrujada, en mitad de la campiña, a medio camino entre las ciudades inglesas de Bath y Bristol.